Cómo se reproducen los grillos
Los grillos adultos son sexualmente maduros a los pocos días de la última muda. Para que tenga lugar el apareamiento, los machos intentan atraer a las hembras a su territorio mediante su canto. Este canto, chirrido o estridulación lo producen friccionando el ala derecha anterior, en cuya parte inferior hay una hilera de dientecillos denominada lima o pars stridens, contra el engrosamiento de la parte superior del ala izquierda llamado rascador o plectrum. Las hembras pueden captar el sonido mediante unos órganos auditivos localizados en las tibias del primer par de patas y, si se sienten atraídas, son ellas las que se desplazan hasta el territorio del macho. Cuando el macho ve a una hembra cerca canta más alto y el intervalo entre chirridos se acorta para reforzar su interés. Cuando la tiene a su lado, continúa cantando y, además, le empieza a dar suaves golpes con sus antenas. Tras el cortejo, la hembra se sube a la espalda del macho. Entonces el macho traspasa un espermatóforo a la hembra, colocándolo en sus genitales externos. Desde éstos, el semen contenido en esta estructura membranosa en forma de bolsa pasa a la espermateca o receptáculo seminal de la hembra y fertilizará uno a uno cada huevo maduro en el momento en que pasen desde los ovarios al oviducto, lo que serían las trompas de Falopio en los mamíferos. Una vez fecundados, los huevos pasan del oviducto al oviscapto, estructura en forma de aguja que permite a la hembra enterrarlos en sustratos húmedos a fin de dejarlos más protegidos hasta el momento de su eclosión. La hembra puede almacenar el esperma del macho en su espermateca durante dos semanas por lo que deberá aparearse de nuevo para seguir poniendo huevos. Fotografía: hembra de Acheta domestica con espermatóforo.