¿Cuánto viven los grillos?
En la naturaleza un grillo puede vivir de 3 a 12 meses, depende de la especie. Los grillos domésticos son los que tienen una vida más corta mientras que algunos grillos de campo, según la zona climática en que vivan, entran en una fase de letargo en la que su metabolismo se ralentiza y el insecto queda adormecido. Esta adaptación les permite sobrevivir al invierno y alargar su ciclo vital. De manera similar, los huevos puestos a finales de verano pueden eclosionar la primavera siguiente, cuando la temperatura ofrece mejores condiciones para la supervivencia de la ninfa. Si los grillos se compran como alimento vivo o como mascota y se mantienen en casa, se puede alargar su vida sacándolos del envase y alojándolos en un recipiente de cristal o de plástico bien ventilado. Es importante colocar también hueveras para multiplicar el espacio disponible y proporcionarles escondites ya que son animales territoriales y pueden comerse a sus congéneres durante las mudas, momento en el que son más vulnerables. Los grillos pasan por tres estadios durante su vida: huevo, ninfa y adulto. El tiempo en que están en cada una de estas fases varía según la temperatura exterior. Es recomendable que la temperatura del lugar donde coloquemos el contenedor esté entre 20 y 28ºC, teniendo en cuenta que a más calor más aumenta el metabolismo del grillo y, por consiguiente, más se acorta su vida. Siempre debe evitarse la humedad excesiva y el sol directo. Como comida se les puede dar preparados para grillos o bien avena en copos, pienso para perros, gatos, gallinas, ratones o escamas para peces y fruta o vegetales como manzana, naranja, patata, zanahoria... siempre bien lavados para evitar pesticidas. De esta manera, es posible no poner agua en el contenedor ya que aporta humedad y, además, los grillos se ahogan con facilidad. Una buena alternativa al agua es el gel, que puede comprarse en polvo o ya hidratado. Con estos cuidados alargarás la vida del grillo y, si son alimento vivo, mejorarás la dieta de tu mascota ya que tendrán un mejor valor nutricional. Fotografia: Gryllus assimilis hembra tras la última muda.